Capítulo 22. Vete antes de que te folle.
~Damián~
—No estoy mintiendo, señor —espetó ella—. Vine a darle sus llaves y solo por la formalidad. Eso es todo. Usted… usted me dijo que no habría nada entre nosotros, que yo solo soy una niña pequeña, que ni siquiera podría con su enorme polla.
Mi mandíbula se tensó, joder.
La palabra "polla" en su lengua debería ser ilegal.
La escupió como si no la ahogara en sus sueños, como si no fuera lo que pensaba con la mano entre los muslos, susurrando "señor" como un pecado.
Lo dijo como si no estuviera de pie frente a mí con las piernas desnudas, las mejillas sonrojadas y los pezones que se veían dolorosamente rígidos a través de mi maldita camisa.
Mi voz se redujo a un gruñido, bajo y tembloroso con una contención que ya no quería, joder.
—Pequeña mocosa.
Di un paso lento hacia ella, la grava crujió bajo mi bota como huesos.
—¿Crees que decir "señor" te hace inocente?
Ella no respondió.
—¿Crees que me engañas con este pequeño discurso… vestida solo con mi camisa, las tetas rebotando, los