Al despertar a la mañana siguiente, algo me aplastaba los pies. Mi brazo aún estaba torpemente extendido sobre el rostro de Ryden, mientras mis piernas quedaban atrapadas en la cama.
Pateé con las piernas antes de escuchar un gruñido y algo golpeando el suelo. Lucas se incorpora, sacudiendo la cabeza.
–¿Qué haces al pie de la cama? –Se frota los ojos antes de estirar los brazos por encima de la cabeza, con la espalda crujiendo.
–Bueno, estaba durmiendo hasta que me pateaste y creo que tu dedo me fue directo al trasero –gruñe, frotándose la parte de atrás mientras se levanta.
–Te vi ir a tu cuarto.
–Sí, pero las luces me mantenían despierto, y Ryden tenía una erección dormida, así que no me sentía cómodo durmiendo con él frotándose contra mi espalda, y tú ocupaste el otro lado –dice encogiéndose de hombros–. En serio, ¿cómo alguien tan pequeño puede ocupar tanto espacio? –resopla.
–No tenía una erección –escucho a Ryden defenderse mientras se da la vuelta.
–¿Cómo ibas a saberlo? Estaba