D E C I M O | Q U I N T O .

Decimo quinto.

Si moría en aquel mismo momento, lo haría llena de dicha.

Nada podía compararse con lo que estaba sintiendo, nada.

Los labios de Magnus devoraron todo a su paso, llevando un ritmo que se torno errático. Sus lenguas batallando por el poder, el fuego de su boca incendiando todo a su paso.

Némesis no podía esperar menos de un hombre que llevaba ese mismísimo fuego en las venas.

Las manos del Alfa recorrieron su cintura, apretándose a la curva con fuerza levantándola hacia arriba. Automáticamente envolvió las piernas en aquellas caderas, su erección se clavo en el punto justo como para hacerla gemir.

No recordaba nada de su vida pasada, sin embargo, esta era la primera vez que besaba a alguien, notándose en los movimientos torpes que intentaban seguir la maestría de aquel hombre. Ante el gemido de Némesis, Magnus camino hacia atrás, con ella montada a horcajadas, termino sentado en el escritorio con ella encima de el.

Sus caderas comenzaron a moverse por si solas, llevadas
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