Julieta se quedó helada ante las palabras de Jazmín, la sorpresa evidente en su rostro. Tratando de disimular, intentó fingir que no entendía de qué estaba hablando.
— No entiendo, ¿quién es Julieta? — preguntó, intentando sonar inocente.
Jazmín se acercó al ventanal y sonrió mientras bebía su whisky. La ciudad se extendía ante ella, un paisaje de luces y sombras que reflejaba el tumulto de sus pensamientos.
— Julieta es una hija de puta que ha intentado matarme. Lo consiguió en una ocasión, pero... sigo sin entender por qué — dijo, girándose para mirar a la mujer frente a ella —. No tienes que fingir conmigo, he estudiado bastante de ella. Sin embargo, me sorprende que hayas renacido en el cuerpo de mi madre y no en el tuyo propio. ¿Cuántas veces has muerto?
Julieta la miró horrorizada, su mente en caos. De repente, un fuerte dolor de cabeza la invadió, y su subconsciente quedó en blanco. Una voz amortiguada parecía burlarse de ella, diciéndole que era una tonta. Negó con la cabeza,