Madeleine observó con placer el efecto que sus palabras habían causado en Bastien.
—Está vivo —le dijo la mujer, con un tono en su voz melodioso y divertido, claramente, sintiéndose triunfante—. O bueno… lo que queda de el pobre Charles… Tras ese accidente, Charles Rochette casi muere… Qué ironía, ¿no? Todos creyéndolo muerto. Qué tragedia tan conmovedora, tan conveniente —continuó, paseándose por la oficina a pasos lentos—. Pero, claro, los Rochette ocultaron su desaparición. Lo silenciaron todo… Como buenos hipócritas de familia poderosa. Aunque Tristan lo busca desesperadamente… sin tener la menor idea de que su amado hermano está… en mis manos~
Ella detuvo sus pasos frente a una de las largas ventanas, dándose media vuelta, hacia Bastien.
—¿Quieres verlo otra vez? —preguntó Madeleine Dubois, con su tono burlista—. Mira qué encantadora imagen… —dijo, volviendo a mostrar la fotografía.
Esa imagen, esa de un hombre en cama, claramente herido e inconsciente… ¿Podría ser realme