53 La caja.
Arturo estaba sentado en el sofá de la casa de Perla, movía rápido su pie izquierdo de arriba abajo con nerviosismo, luego miró su reloj de muñeca y se puso de pie, fue a buscar a Perla a la habitación.
—¿Por qué demoran tanto? —Perla con enojo respondió:
—Ayudé a mi mamá a empacar las cosas de mi hermano, sabes perfectamente en qué condiciones está Josef. —Arturo se acercó a ella mirándola con fijeza, luego la agarró de la quijada y le dijo:
—Te ves muy enojada, pero pronto comprenderás que todo esto vale la pena.
—¿De verdad podrás vivir en paz cuando mataste a un hombre inocente? Yo jamás podré ser feliz contigo después de esto, ni con todo el dinero del mundo lo seré. —Arturo sonrió con Amargura y agregó:
—Aún no sabes lo que es vivir como una reina, conmigo lo vas a descubrir, estoy seguro que te acostumbrarás, te haré mi esposa; a diferencia de Jeremith haré que todos los Hamilton te respeten.
—No quiero ser tu esposa, no te quiero, eres un ser despreciable, un asesino.
—Vas a s