Cassandra se mentalizó y controló el temblor que quería atacarla. Gavel no era aquel alfa y la reacción de su cuerpo no era lo que ella sentía. A la mierda todo y si le daba repulsión, no era él, no era su cabeza, no era lo que realmente sentía, solo eran las feromonas ajenas en su cuerpo queriendo mandar sobre ella y no lo permitiría.Gavel ante el peso sobre él soltó un gemido de satisfacción. Le gustaba cuando su querida doctora tomaba la iniciativa y vaya iniciativa. Con solo la mención de la palabra sexo saliendo de la boca de Cassandra había comenzado a ponerse duro. Ahora tenía un bulto grande en sus pantalones. Sus manos dudaron ante de tocar los muslos de la mujere y cuando lo hizo la sintió temblar.Iba a quitar sus manos, pero ella las detuvo en su lugar para que lo siguiera tocando a pesar de la tensión en su cuerpo.-Esta no es la reacción que tendría contigo. Es condicionado por las malditas feromonas de ese imbécil. No les hagas caso.-¿Estás segura?- Gavel podría hacer
Dentro de la habitación Gavel le quitó la ropa a Cassandra notando como ella se tensaba un poco, pero la besaba lentamente para que supiera que era él. Debía ir suave a pesar de que quería enterrarse por completo en su interior. La deseaba tanto que su juicio se nublaba por segundos.Cassandra era lo más delicioso que había probado hasta el momento, incluso más que una omega, tanto que podría devorarla 100 veces, no 1000 veces y todavía estaría insatisfecho. Y estaría detrás de ella por más. Aun cuando era una beta y no tenía feromonas que lo excitaran, aunque no era necesario. No podía estar más duro de lo que estaba en ese momento.Mientras él se retiraba su propia ropa Cassandra buscó las cosas que necesitarían. Los ojos del alfa solo estaban fijos en ese trasero redondo y duro que se movía delante de él. Sus manos picaban por apretarlo y abrir aquellos montículos y ver el agujero rosado que ese encendía entre ellos.Pronto. Se repetía una y otra vez en su cabeza.-Toma- Cassandra
Se incorporó sobre sus tobillos acomodando las piernas abiertas de un jadeante Cassandra a cada lado de su cadera. Dejó caer un poco más de lubricante entre sus dedos profundizando la penetración añadiendo otro dedo más. Un quejido salió de los labios fuertemente apretados de Cassandra que llevó su mano para ocultarlo.-¿Aún te duele?- el ceño de Gavel estaba tenso aunque al menos era debido a las estimulaciones que habían dejado en segundo paso el rechazo de su cuerpo a él.La beta negó pero su respiración agitada y las leves lágrimas en la comisura de sus ojos decían otra cosa. El alfa masajeó con su pulgar encima del clítoris de ella en busca de distraerla con el placer para que se relajara y pareciera que funcionaba. Sus dedos metidos dentro de ella pudieron moverse con más facilidad, pero aún no lo encontraba. Aquel lugar que sabría haría llorar de verdad a la mujer.Ingresó el cuarto dedo con un poco de resistencia sin mucho resultado. La espalda del alfa estaba sumamente tensa
Leticia apretó los ojos con fuerza al sentir el látigo golpear justo al lado de ella astillando el suelo. Al menos se había movido los milímetros necesarios para que no la golpeara. Uffff, al menos un alivio. A pesar de tener los ojos cerrados sus oídos seguían igual de afilados. Pero podía jurar a los cuatro infiernos que a esa altura tenía al menos una costilla rota. Un puño pasó rozando su mejilla no impidiendo que su labio inferior se rompiera y por consiguiente la sangre corriera por su la barbilla. Lo último que le faltaba. Ahora como justificaría eso. Tenía una imagen que mantener. Tuvo un impulso de gruñir y demostrarle a los que la tenían allí que ella no era una cachorra indefensa y que podía dejarlos noqueados en solo segundos. Mas se contuvo, más bien, todo ese tiempo no gritó ni una sola vez a pesar de estar de rodillas, con las manos atadas en la espalda y siendo golpeado una que otra vez si podían asentarle. Había sido prácticamente arrastr
Una hora antesLeticia ajustó los audífonos de cascos mirando por la ventana del metro. La música estaba alta, tanto que podía darle dolor de cabeza a cualquiera pero para ella era la única forma de desconectarse del mundo donde vivía. Pues a pesar de residir en una inmensa mansión, que su padre estuviera forrado de dinero, ella no era precisamente feliz.Ocultaba su verdadera naturaleza bajo la fachada de una loba alfa.Ridículo ¿verdad? Pues no para los tiempos actuales.Y ejemplo de ello eran los miles de carteles por todas partes del metro donde promocionaban miles de pastillas para ocultar tu olor y otro millón de sprays con olor que te permitía hacerte pasar por lo que desearas. Porque ya no eran los tiempos de antes, donde un lobo era el alfa de la manada, el resto la simple manada y por último los omegas renegados.No.La sociedad había cambiado tanto, prácticamente habían mutado y los conceptos alterados. Ahora tenías una categoría
Salió corriendo por donde había cogido el grupo guiada por rastro nauseabundo hasta que los divisó debajo del puente. Se habían movido rápido y habían rodeado al chico. Y ya lo habían golpeado en la cabeza provocándole una buena contusión. Leticia se retiró los cascos y los colgó en el cuello mientras bajaba las escaleras de dos en dos en dirección a ellos.-Oye- les gritó para llamar su atención- No creen que son muchos para tratar con un simple beta- se paró detrás de ellos con una posición despreocupada con las manos en los bolsillos- Eso es de cobardes-Aquellos tipos se giraron. Entre ellos había uno que olía a alfa, ese debía ser el líder, un hombre de gran tamaño pero con aspecto desaliñado y consumido por la droga. Su olor era tan nauseabundo que Leticia arrugó la nariz otra vez.-&i
Rayan salió de la ducha con solo una toalla en su estrecha cintura. Como todo alfa había desarrollado los músculos adecuados sin casi ningún esfuerzo, brazos duros, espalda ancha, pectoral formado, abdomen definido, piernas torneadas y trabajadas. Y algunos de sus compañeros betas le reclamaban constantemente, más él no les prestaba atención. Necesitaba ese cuerpo y fuerza para su trabajo. Había elegido esa vida y le gustaba. Los trabajos convencionales no eran para él.Llegó a la sala y sintió un olor característico. Tenía visita.-Llegaste rápido pa- miró al hombre atractivo y masculino, muy parecido a él en el sofá y se sentó delante de él sin preocuparse de vestirse.El alfa ni siquiera se inmutó por el comportamiento despreocupado de su hijo. Ya era un adulto de 27 años y bastante independiente. Incluso ha
Rayan caminaba por la calle con un objetivo específico a plena luz de la tarde. Hacía media hora había recibido la llamada de uno de sus compañeros de pandilla diciéndole que tenían el objetivo en la mira, lo habían localizado bastante rápido, su manada era eficiente. Y ahora avanzaba confiado por la acera. Allí, sentada en una de las mesas de la cafetería, sin estar consciente de su alrededor ni del depredador que en este caso era él, estaba su presa.Ajena a su entorno Leticia repasaba las notas que había tomado para el examen que pronto se acercaba. Debía sacar la mayor nota posible y sabía que en su casa no se podría concentrar, y ahora menos cuando sintió que alguien se tiraba en la silla delante de ella. Al alzar la cabeza se encontró con un par de orbes verde que la miraba de forma burlona. El cuerpo de la omega se tensó en respuesta. El reci&ea