— ¡Oh mi amor, que feliz estoy de ver que estás reaccionando! — exclamó ella llena de emoción— ¡Estaba tan asustada!
Él sonrió débilmente, sus ojos se iluminaron y respondió con un susurro:
— ¡Estoy feliz de verte acá amor mío! Ésto fue rudo para mí, pero poco a poco me iré recuperando.
Ella lo beso en los labios, en las manos y dijo:
— No quiero que hagas ningún esfuerzo, el médico ya me advirtió que necesitas estar muy tranquilo y sin estrés para que tu recuperación sea óptima.
— Si amor, — dijo él— pero necesito que Gabriel y Christopher vengan para hablar de ciertos asuntos que tienen que ver con la empresa.
— ¿No puedes esperar unos días o semanas más para que estés más recuperado? — insistió ella aún muy preocupada.
— ¡Por favor! Haz eso por amor mío— suplicó él.
Ella se acercó más y lo abrazó con cuidado y besó, buscó para hablar con el doctor a cargo sobre lo que su esposo le estaba pidiendo; el médico fue muy sincero al hablarle.
— Señora Hastings, su esposo tuvo una