Arabella
Al escuchar el grito de Franco hace que mi corazón se acelere, siempre busqué la manera de contactar con él y Chiara pero Owen me tenía vigilada. Le entrego a mi hijo a Jimena y salgo corriendo a sus brazos, él me ataja en el aire; nuestra alegría es tan notoria que empezamos a llorar.
— No sabes la falta que me hiciste. — me susurra al oído — Te amo tanto mi muñeca. — Chiara se acerca, me bajo y me dirijo hacia ella.
— ¡Parce! — gritamos las dos, nos damos un efusivo abrazo cayendo a la arena.
Nos quedamos abrazadas por un buen rato allí chillando como Magdalenas. Se acerca un hombre moreno de una denta