CUANDO ME VAYA. CAPÍTULO 40. Receta para hacer un monstruo
Jana asintió despacio mientras los ojos de Kris se llenaban de nuevas lágrimas.
—¿Te quedarás? ¿De verdad te vas a quedar? —insistió él y la vio hacer un nuevo gesto de confirmación.
Sí, iba a quedarse, porque sabía que si intentaba escapar de nuevo solo iba a salir aún más lastimada. Incluso si conseguía salir de allí y buscar ayuda, ¿qué iba a decir? ¿Cómo iba a conseguir que alguien la entendiera?
Su corazón martilló en su pecho desesperada mientras tomaba aquella decisión, y Kris la abrazó con fuerza, besando su cabeza y su cara pero sin atreverse en ningún momento a llegar a sus labios.
Jana podía sentir su humedad a través de la ropa, estaba a punto de empezar a tiritar de frío también ella, cuando Kris intentó levantarse y ella escuchó aquel gruñido sordo salir de entre sus dientes apretados.
Buscó sus ojos y a pesar de que él los desvió, se dio cuenta de que algo estaba pasándole.
—¿Quién...? ¿Quién...? —Kris intentó negar pero ella solo insistió—. ¿Quién?
—“Qué”... Se dice “