CUANDO ME VAYA. CAPÍTULO 30. ¿¡Dónde está el médico!?
Kris hubiera preferido que alguien le preguntara qué país debían bombardear, si era más ético alimentar a los niños o a los ancianos, o si creía que la guerra era uno de esos males necesarios. Cualquier pregunta, por dura que fuera, era mucho mejor que decidir de qué forma quizás podría matar o dejar morir a Jana.
Jamás en toda su vida se había sentido tan impotente y tan indefenso. Jamás en su vida había entendido tan bien las consecuencias de sus decisiones, y jamás en su vida le habían dolido tanto como en aquel momento.
Así que él mismo, sin decir una sola palabra, volvió a pasar las manos bajo el cuerpo de Jana y la levantó contra su pecho. Se puso de pie, intentando mantener el equilibrio mientras algunos de sus hombres lo sostenían también, y luego echó a andar hacia la casa, agradeciendo que el frío fuera tan intenso que estaba congelando lo que fuera que salía de sus ojos en aquel instante.
Dio un paso tras otro, y cada uno le pesó más que el anterior mientras llevaba a Jana