Esa mañana Rossi estaba en la habitación de su hijo con la niñera le ayudaba a lavarse la carita y sus dientes, mientras la niñera arreglaba la cama y preparaba la ropa para vestirlo.
–Mami, luego de comel puedo jugar con peni a olilla de la playa?
–Pero solo por un rato, tengo mucho trabajo hoy y no te quiero cerca de la playa.
En ese instante entro Edward . . .
–¡Hola!
Rossi se puso algo intensa al instante
–Buenos días familia, como amanecen.–Edward saludo mientras se acercaba al niño y lo alzaba en sus brazos –Que dice mi pequeño hombre de la casa?
Se giró y vio a Edward apoyado en el marco de la puerta. No la estaba mirando a ella, sino al pequeño.
Rossi se llevó una mano al estómago y entonces él la miró.
–¿Todo bien?
–Bono dia, papa. Quelo jugal con peni en la playa vienes conmigo pa?
–Claro hijo. Pero termina de vestirte. Voy a desayunar y vengo a invitar a mami, me la prestas un rato.
El niño sonrió y choco el puño con Eward comentando –No pa. Mami es de los do