Su sonrisa se amplió, deslizó el dedo por el táctil, para luego ver a su pequeña y a su hermano junto con su madre, cantándole cumpleaños con un pastel de chocolate que ella no probaría.
Todos cantaban con un gorro de cumpleaños, y le enviaron besos y felicidades. Su padre no estaba con ellos, y le parecía muy extraño que sus hermanos no estuvieran en la escuela. Entonces rápidamente fue a ver la hora en el extremo derecho de su móvil y casi se muere de un infarto al saber que eran las once y media de la mañana.
Cuando terminaron la canción y dieron un aplauso, Abigail les envió un beso con la mano.
&nbs