Capítulo 61

Cuando Dominic llegó nuevamente al hospital, vio que Helena y sus dos hijos estaban sentados en unas sillas, con los ojos cerrados. Comprobó la hora de su reloj, eran las dos de la madrugada, y sabía que todos estaban cansados por la agitación del momento. Llegando hasta el lugar le tocó el hombro suave a la mujer, por lo que ella parpadeó.

—Deberías ir con ellos a dormir. Yo me quedaré aquí…

La mujer negó, y zafándose de ambos pudo levantarse.

—La vi por un momento, pero ella no estaba consciente aun… —dijo Helena con un tono de esperanza.

—Tal vez ella no despierte hasta mañana, está muy débil, y tú también, déjame que llame a alguien que los lleve y te prometo que no despegaré de aquí. No hacemos nada dejando a los chicos pasar la noche en esas sillas incómodas.

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