Abby pasó un trago forzado, si él decidía presionar más la lastimaría. Así que hizo un esfuerzo por tratar de no conmocionarse con su amenaza. Necesitaba comenzar a demostrarle a su marido que ella no tenía miedo de él.
—Buenos días, Marshal.
Emma llegó con los platos, y obligatoriamente ellos tuvieron que retirar sus manos.
—Puedes retirarte Emma —Anunció el hombre mientras que la mujer dudó por un momento.
—Si señor… —respondió por fin y se fue del lugar.
Abby bajó la mirada mientras el aire salía de ella.
“No tengas miedo”
Su rostro se alzó y luego tomó el vaso de jugo que estaba en su frente.
—Anoche dejamos nuestra conversación incompleta…
El rostro de la chica se giró mientras le enviaba una mi