Capítulo 76
Pablo no tenía la cara para decir algo tan vergonzoso; no podía decir que Irene lo había bloqueado dos veces. Con un suspiro, se sirvió una copa de vino y la bebió de un trago.

—Irene, ¿te vendría bien hablar a solas? —Vicente movió la cabeza y miró a Irene.

—Lo que tengas que decir, puedes hacerlo aquí. —Diego intervino.

Vicente lo miró con sorpresa. Esta mañana, cuando dijo que llevaría a Lola, Diego no mostró reacción alguna. Pero ahora, cuando quería hablar a solas con Irene, Diego se interponía.

Pablo también observó la escena. Irene, en cambio, sonrió.

—Claro, iré a esperarte afuera.

Con eso, ella maniobró su silla de ruedas y salió. Diego lucía molesto.

—¿Qué significa esto? ¿No confías en mí? —Vicente lo miró confundido.

Diego sentía que Irene había cambiado mucho últimamente. Hoy le había enviado un regalo, y aunque Lola lo recibió con alegría, Irene no mostró ninguna reacción. Pablo había mencionado que regalar cosas era una forma clásica de agradar a las chicas. ¿Por qué, en
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