La familia Delgado era muy estricta con las normas y valoraba mucho su reputación; era evidente que no aceptarían a una mujer divorciada. Además, tenían la intención de casar a su hija menor con Diego.
Si Irene se unía a su familia, ¿qué dirían de ellos? ¿Acaso se convertirían en un basurero? ¡Entonces todos los demás grupos de élite se burlarían de ellos!
Tadeo se llevó la mano al pecho, furioso, y Leonor habló.
—Diego es diferente; su familia es poderosa y un divorcio no le importa. ¡Yo jamás permitiría que una mujer como Irene entrara en nuestra familia Delgado!
—¿Y por qué Irene es inferior a Diego solo porque está divorciada? Me parece una mujer excepcional. Ella puede haber estado casada y tener un hijo, pero eso no debería ser un problema. Al final, si nos casamos, también tendremos nuestros propios hijos. Aquí en la familia, tener un niño más no es un problema. —dijo Eloy.
Al escuchar eso, los dos se quedaron atónitos de la furia.
—¡Te atreves! Si vuelves a hacer algo así, ¡sal