Todo coexistía, sincronizado a la perfección. Un solo mundo nacía de la unión de ocho.
Las personas en cada región sentían los cambios. Veían ciudades que no conocían, criaturas que nunca habían visto. Todo lo que alguna vez existió, ahora era parte de una sola realidad.
Pero no todo era bueno.
Justo debajo de Andrómeda, apareció la ciudadela. El obelisco del templo apuntaba directamente al núcleo, y alrededor del lugar... el ejército oscuro esperaba, acompañado por Olimpia.
—Gale, el ejército oscuro está en la ciudadela. Debemos intervenir —alertó Lucas, que monitoreaba todo desde la academia—. Su primer objetivo será retomar la magia de las barreras.
—¡Primera línea conmigo! —ordenó Gale, avanzando a toda velocidad junto a cientos de soldados terrestres, entrenados en el uso de la magia.
El proceso de absorción estaba casi completo, pero Olimpia no permitiría que todo se volviera en su contra. Con determinación, se precipitó hacia el núcleo para recuperar su poder.
Comenzó a lanzar