Capítulo 92: El brindis

Al día siguiente llego a la agencia muy temprano antes que todos los empleados, ni siquiera a Milángela esperé, llegué con mi cara bien lavada, pero con el corazón partido, pero no era el momento de ponerse a llorar, había mucho trabajo por hacer, así que me monte mi delantal de diseñadora y a trabajar.

Me fuí para el taller y entre líneas, papeles, telas y tijeras dejo que el tiempo me atrape, estaba tan absorta en mi trabajo que no escucho a Milángela que me llama.

—Fernanda, Fernanda, escúchame por favor.

Paro lo que estoy haciendo y la miro.

—¿Qué pasa, por qué me llamas?

—Fernanda, no estás bien, ¿qué te pasa?, amiga aquí estoy puedes confiar en mí.

Las lágrimas asomaron a mis ojos.

—Amiga ven, vamos a sentarnos.

Milángela me lleva hasta un rincón del taller dónde está una mesita con tres sillas a su alrededor.

—Te escucho Fernanda.

Sin pensarlo mucho se lo suelto.

—Marlon es el padre de mi hijo.

—Me lo suponía, lo
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