Mundo ficciónIniciar sesiónMaximilian se acercó a Isabella, que aún lloraba desconsoladamente. La rodeó con un brazo, intentando consolarla.
—Max… ¿por qué tiene que ser mi hija la que sufra? ¿Por qué no yo? No puedo soportar verla así —sollozó Isabella.
—¿Qué estás diciendo? ¡Deberías estar rezando para que no le pase nada a nuestra hija! —exclamó Maximilian, dolido por sus palabras.
—Max, Isabella… mejor pensemos en una solución —intervino Miguel con suavidad.
Thea, con los ojos rojos e hinchados, se secó las lágrimas y se acercó a la cama de su hermana.
—Hermana… por fa







