—Adeline, ¿qué estás haciendo?

La voz de Jason la sobresaltó. Adeline levantó la cabeza de golpe, sus manos quedaron congeladas en el aire, todavía aferradas a las fotografías.

—Jason… ¿ya regresaste? —preguntó en voz baja.
Él asintió, pero sus ojos se abrieron con sorpresa al reconocer lo que ella sostenía—las fotos que él mantenía ocultas en el cajón de su escritorio.

—Adeline, ¿cómo pudiste ser tan entrometida? ¡Dámelas! —gruñó, arrancándole las fotos de las manos con un movimiento brusco.
Adeline tembló, impactada por su repentina explosió