194. El dragón y la princesa
UNA SEMANA DESPUÉS:
Cuando Natalya supo que iba a ser tía otra vez se emocionó. Satarah tenía miedo de que estuviera ocultando sus emociones otra vez, pero aunque había un deje de tristeza en sus ojos, parecía genuinamente feliz por el embarazo de su gemela.
—Finalmente el dragón, si estuvo con su princesa.
—¿El dragón? —preguntó Satarah sin saber a qué se refería su hermana.
Recordó que en la empresa lo llamaban de ese modo. ¿Acaso tenía que ver algo con la empresa?
—Sí, el dragón ¿No te ha hablado de su tatuaje?
Ahora comprendía que se debía el tatuaje en la espalda de Dimitry.
—No, no me ha contado nada sobre el tatuaje.
Natalya negó con la cabeza sospechándolo.
—Esperé mucho tiempo para mostrarte esto, lo buscaré y te lo traeré.
Satara frunció el ceño sin saber a qué se refería, pero dejó que su hermana se escabullera cuando su hija la llamó.
—¡Mamá! ¡Mira como nado! ¡El tío Valerik me está enseñando!
Satarah sonrió ampliamente hacia su hija.
—¡Estás haciendo lo perfecto, mi amor