—Esto no, no es un matrimonio normal, aclaremos que eso no pasará —aseveró.
—Descuida, Violeta, nunca he sido un hombre que obliga a una mujer, si eso es tu temor, pero, que quede claro, que yo solo llegaré hasta donde tú lo quieras.
Ella frunció el ceño, con espanto
—A ninguna parte, escúchelo bien, solo nos vengaremos, ellos recibirán su merecido, y nosotros haremos nuestra parte, cuando ellos vayan a la cárcel, usted y yo, nos divorciaremos.
Él asintió con una sonrisa casi perversa.
Pronto anunciaron que el juez había llegado y fueron hasta ahí, firmaron el acta de matrimonio, ella tembló antes de firmar, pero al final lo hizo, Sebastián firmó de prisa, y el juez los declaró marido y mujer
—Puede besar a la novia.
Sebastián y Violeta se miraron un segundo, ahí también estaba Niall Rezza su abogado legal, él estaba por fuera de la verdad, Sebastián temía sí el fuera un aliado o un traidor, así que, solo tomó el rostro de la joven que le miraba con estupor y besó sus labios, ap