La isla en todo su esplendor era única y hermosa.
Habíamos explorado sus terrenos lo más que pudimos tanto caminando como en los todo terrenos o en las motos de agua para también apreciar el mar y las playas que la rodeaban.
Todo era único en aquel lugar y los lazos entre él y yo se estrecharon cada vez más.
Pero pronto tendríamos que regresar a la ciudad que habíamos dejado atrás y aunque estaba ansiosa por ver a mi hermana y a mamá, también estaba alto nerviosa por todo lo que tendría que enfrentar.
Tenía miedo, si, pero cada vez que lo miraba a los ojos me convencía a mi misma de que aunque todo esto podría salir muy mal, él estaría ahí para ayudarme a superarlo.