Capitulo 7

—¡Mi señor, mi señor!—El sirviente que se había convertido en el más cercano para Agusto, corrió desesperadamente al salón real y así darle un mensaje.—Le ha llegado un mensaje del padre Jacinto.

—¿Tambien se ha ido el mensajero real?—Agusto le respondió muy apático.—¿Por qué entregas tú el mensaje?

—Lo siento mi señor, escuché a los guardias decir lo del mensaje y me dispuse a entregarlo yo mismo.—Su sirviente agachó la cabeza para disculparse mientras sostenía el mensaje con sus dos manos en dirección de su rey.—Al escucharlo recordé que el padre había ido a buscarle esposa, intuyo que son buenas noticias, asi que les pedí a los guardias me dejaran entregarle yo mismo el mensaje. Ellos no se negaron pues últimamente soy yo el que está aquí.

—Te tengo que agradecer por eso mi querido Job, pero te pediré que los asuntos del reino los dejes así.—Intentó regañarlo pero se enterneció por sus nobles acciones.—Y tampoco debes espiar, la misión del sacerdote Jacinto es un secreto real, no l
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