Capítulo 81: Acoso y un pulso roto
—Los papeles, señor… —Aurora apretó los labios, sintiendo un nerviosismo que caía sobre sus hombros como el peso de una tonelada.
Sin embargo, en lugar de tomar los documentos, él sostuvo su mano por un instante, como intentando prolongar el contacto. Aurora se encogió y, de manera instintiva, apartó la mano, incómoda.
—Perdón, yo… no fue mi intención… —intentó justificarse, pero el desconcierto ya se reflejaba en el rostro de Aurora.
—Gracias.
—He estado pensando, Aurora… Has trabajado bien desde que llegaste y sabes manejar documentos. ¿Qué te parece ser mi asistente? También podrías ganar algunos extras, ¿no te interesa? —sugirió, sentado de forma relajada. Pero ella mantenía la mirada lejos de él, sintiendo repulsión.
—No, señor —respondió con la cabeza baja.
—¿No? ¿Crees que vas a crecer rápidamente solo esforzándote y haciendo más de lo que te corresponde? Además, tienes cara de quien está acostumbrada a lo bueno y lo mejor. ¿No es así como son