Capítulo 129: Lo que él aún no sabe
Mis pies golpeaban el suelo como si volaran. Pero no era suficiente.
Los pasos detrás de mí eran reales. Claros. Rápidos. Y la risa… esa risa resonaba como un fantasma dentro del estacionamiento vacío. Un sonido grave, provocador y cruel, que cortaba mi mente, privándome de cualquier razonamiento.
Las lágrimas nublaban mi visión. Ya no sabía dónde estaba. Corría sin rumbo, con el pecho agitado, la garganta ardiendo. Mi cuerpo quería caer. Pero el pavor me empujaba hacia adelante, aunque no supiera hacia dónde.
Hasta que una voz me llamó. Fuerte. Familiar.
—¡Aurora!
Y entonces, choqué contra algo caliente y sólido. Brazos me rodearon en un segundo. Pero mi cuerpo no respondió. Estaba rígida. Congelada.
—Soy yo. Tranquila. Está todo bien. Estoy aquí —murmuró Andrews, sosteniendo mi rostro con sus manos calientes, limpiando las lágrimas con los pulgares.
Me miró con los ojos muy abiertos. Como si no me reconociera. Como si fuera una silueta en la niebl