Capítulo 117: Frustración de Andrews
La mañana se arrastraba como si el tiempo se empeñara en provocarle a Andrews. En la oficina, él miraba la pantalla del ordenador, pero sus dedos permanecían inmóviles sobre el teclado.
La mandíbula tensa, los ojos oscuros entrecerrados. Su mal humor era evidente, lo suficientemente denso como para enfriar el ambiente más que el aire acondicionado.
Rodrigo, recostado en la puerta con una taza de café, no tardó en notarlo.
—Estás así por ella, ¿no? —dijo casualmente, dando un sorbo—. Aurora todavía se siente fuera de lugar en esta casa. Deberías sacarla de aquí. Mostrarle el mundo allá afuera, no sé. A lo mejor ayuda —su consejo sonaba más burlón que amistoso.
—¿Qué pasa? ¿Ahora vigilas la casa?
—No yo, pero fue incómodo verla salir corriendo envuelta en la toalla como si huyera de alguien. Debiste haberla asustado. No intentaste forzarla a nada, ¿verdad?
—¿Crees que soy ese tipo de hombre? Además, mi intimidad con Aurora no es asunto tuyo.
—S