POV: Tess Winslow
Los besos de Evander son insistentes, y siento que quiere ir mucho más allá de las simples caricias. Pero estoy segura de que su cuerpo no lo soportaría. Tiene fiebre alta y está débil. A él no parece importarle; ya que sus manos se cuelan bajo mi blusa con descaro. Pero a mí sí me importa.
—Evander —corto el beso, jadeante—. Paremos aquí.
—¿Por qué? —sus dedos presionan la piel desnuda de mi espalda.
—Mírate. Estás pálido y más delgado.
—Es tu culpa —sonríe con atrevimiento—. Estuve como un loco buscándote. Me prometí no descansar hasta encontrarte y aquí me tienes. Medio muerto.
No puedo evitar soltar una risa divertida. Evander se queda mirándome, embobado, y me roba besos cortos, como si quisiera convencerme de seguir.
—Por cierto… —se detiene un momento y frunce el ceño—. ¿Quiénes eran esos dos tipos que entraban y salían de tu apartamento? Una mujer me dijo que uno era tu novio, pero no le creí del todo. Dímelo tú, Tess.
Frunzo el ceño, confundida.
—¿Qué mujer