Sin embargo, después de soltarlo, Serena volvió a sentir algo de miedo.
Especialmente con el viento y la lluvia golpeando afuera.
Dudó unos segundos, buscando desesperadamente una excusa que justificara lo que acababa de hacer.
Pero entonces se dio cuenta de que el hombre a su lado no emitía ningún sonido. Probablemente ya se había quedado dormido.
Serena dudó un poco:
—¿Señor Esteban...?
Esteban no respondió.
Serena suspiró.
Al parecer, efectivamente se había dormido.
Cerró los ojos y, pronto, también se dejó llevar por el sueño.
A la mañana siguiente, Serena llegó al set de grabación con una taza de café entre las manos, mirando al vacío.
Carolina se sentó a su lado:
—¿Dónde estuviste ayer?
Serena respondió:
—Tuve unos asuntos en casa. Me fui temprano.
Cloris tampoco había aparecido el día anterior, probablemente para calmar a Lorenzo.
Y justo cuando Serena apenas llevaba unos minutos en el set, Cloris llegó con varias bandejas llenas de café y empezó a repartirlo entre el equipo, s