—No voy a ir,
Lorenzo resopló con frialdad.
—Si quieres ir tú, adelante.
Cloris le apretó el brazo con suavidad.
—Lorenzo, lo hago por ti. Si conoces al señor Esteban, también te vendrá bien para tu carrera.
Pero Lorenzo se mantuvo de rostro sombrío. Cloris suspiró y añadió:
—Entonces iré yo a saludar por los dos... No estaría bien que el señor Esteban pensara que somos descorteses.
Dicho esto, Cloris se arregló el cabello, revisó su reflejo en el móvil y se acercó a Serena y Esteban con un saludo delicado:
—Buenas noches, Serena.
—¿En qué puedo ayudarte? —respondió Serena con un gesto glacial.
Cloris bajó la mirada y habló con voz temblorosa:
—No... Solo quería disculparme. Sé que estos días te he molestado, no quería actuar, pero Lorenzo insistió en que tengo potencial y resultó que el director Basilio tenía un papel... No fue mi intención topármelo contigo.
Serena, cruzada de brazos, la fulminó con la mirada:
—Lo que hagas o donde vayas no me incumbe. No somos amigas. ¿Podrías no