—¡AAAH! —gritó Serenia cuando recibió el impacto en el borde de su muslo izquierdo.
"¡MALDICIÓN! ¡Al menos no me dio más en el medio!"
Pensó agitada, escondiéndose tras uno de los gruesos árboles.
El sonido del caballo acercándose fue abruptamente interrumpido por los gritos de varios hombres.
¡SLANK! ¡SLANK!
Las flechas cortaban el aire a su paso, los caballos relinchaban, y se escuchaban sonidos abruptos de cosas pesadas cayendo al suelo.
Serenia, tras el árbol, cerró sus ojos con fuerza; por un momento tuvo miedo, sintiendo cómo un escalofrío la recorría por completo, hasta que, tomando una bocanada de aire, ella abrió sus ojos y, llenándose de valor, preparó su arco y flecha.
Asomándose por un costado, disparó.
¡Impactó en el abdomen de uno de los hombres!
¡Se dio cuenta por sus vestimentas que ninguno de ellos era un caballero real!
"¡¿Qué demonios está pasando?! ¡¿Hay dos que me quieren matar de diferentes bandos?!"
Tras ese pensamiento, la Reina comenzó a h