Capítulo 50: Esta noche morirás.
Las fuertes ráfagas de viento, mecían la lluvia que caía por torrenciales, las capuchas de los que salieron en búsqueda de la Reina, se agitaban constantemente junto al tintineo de las farolas.
El Rey Bertrand, cabalgaba, apenas iluminado por las farolas reforzadas que llevaban.
—¡ES INÚTIL SU MAJESTAD, EL TERRENO ESTÁ BLANDO, ES DEMASIADO PELIGROSO! —gritaba uno de los caballeros reales, debido al fuerte sonido de la lluvia y los truenos, para poder ser escuchado.
—¡¡HAY QUE REGRESAR BERTRAND!! —alzó la voz con preocupación la marquesa Verónica.
Sin embargo, el gobernante Bushlako, se negaba a retirarse y dejar a Serenia sola, probablemente herida y en esas condiciones climáticas.
Él no respondió a su gente y continuó avanzando.
—¡ES UNA LOCURA! ¡LA VIDA DE ELLA NO VALE LA VIDA DE TODOS NOSOTROS, INCLUYÉNDOTE! —gritaba con desesperación esa mujer rubia.
En medio de un cruce de un riachuelo, cuya corriente pasaba a una velocidad abrumadora. Bertrand se detuvo, baja