Mucho después de que Leandro se hubiera marchado, Julieta seguía impactada.
Las lágrimas se habían congelado en su rostro y su corazón se sentía como si hubiera muerto.
Cuando ella salió de la cárcel, no estaba segura de si Leandro le iba a enviar de vuelta.
¿Cómo podía recuperar la mansión antigua de la familia Rosales?
No pudo investigar la muerte de sus padres, no pudo salvar a don Camilo, tampoco tenía forma de encontrarse con su hermano.
Julieta se mordió la lengua hasta hacerla sangrar en un intento de suicidio. Parpadeó y se sentó en la cama. Miró su barriga. Ahora ya ni siquiera podía morir, después de todo, había una vida dentro de ella.
Entonces se preguntó:
—¿Qué puedo hacer?
De repente sonó la alarma de su celular, lo que la sobresaltó. Era un recordatorio del calendario que decía [Aniversario de la muerte de mamá]
Su corazón se agitó violentamente, extendió la mano y apagó la alarma. Sonrió con amargura y pensó: “Soy realmente una hija desagradecida, incluso olvidó el an