Antes de que pudieran subir, fue detenida por la policía
—Señorita Rosales, por favor, venga con nosotros.
Todo esto era lo esperado. Dalila expuso el video y llamó a la prensa. ¿Cómo podría olvidarse de informar a la policía? Dalila no sólo quería humillarla, quería que el mundo la viera esposada por un asesinato.
—Déjame bajar.
Al oírla, Leandro se mostró un poco reacio a hacerlo, pero la dejó bajar. Vio cómo la esposaban con tranquilidad y se sintió inexplicablemente molesto por dentro.
Justo cuando la policía estaba a punto de llevarse a Julieta, de repente le cogió de la mano y le susurró:
—Espérame.
¿Esperarlo? Julieta sonrió.
—Leandro, ¿no es lo que querías?
¿No quería estar con Dalila razonable y legalmente? ¿No la había amenazado a menudo con meterla en la cárcel? ¿No era eso lo que quería? ¿Qué pretendía entonces?
Julieta mantuvo la sonrisa ante las cámaras y no mostró ni un ápice de pánico o miedo. Dalila quería verla hecha un lío, entonces tenía que sonreír.
Pero en cuanto