Capítulo 23

Tristán se aleja de mí y me recompongo. Volteo para verle en silencio.

De su traje saca un pañuelo, me lo tiende y, es cuando caigo en cuenta de que, en ninguno de los dos encuentros, hemos usado protección. Tengo un implante, pero eso no me protege de otros problemas.

—Dime que estás sano—murmuro con voz gutural.

Por un momento me mira sorprendido y al siguiente, su rostro de contraer.

—A diferencia de lo que puedas pensar, no me meto con todo lo que se me atraviesa.

Bufo.

—Preocupado debería estar yo—me barre—Digo, tienes una reputación que te precede.

Lo fulmino con la mirada. Arrojo el pañuelo a un lado y me enderezo.

—Vete. A. la. Mierda —siseo antes de dar media vuelta.

Le escucho resoplar.

—¿A dónde vas? —inquiere.

—Lejos de ti, imbécil.

—No hay nadie aquí, Gala— le escucho decir.

Miro alrededor y, maldigo entre diente cuando me doy cuenta, de que tiene razón. Estamos en medio de la nada. No hay nadie en kilómetros. Mi bolso lo dejé en el coche del idiota de Tristán.

No será ta
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