Espina de Rosas
Espina de Rosas
Por: Anna Alvarez
Capítulo 1

La vida está plagada de encantos y desencantos. A veces, estamos arriba y de la nada podemos estar abajo. Creernos invencibles no sirve de nada. Lo más inteligente, es tener sentido de la oportunidad y pensar minuciosamente los pasos para derrocar a tus adversarios.

Ahora comprendo aquella frase tan cliché de:

La venganza es un plato que se come frío.

Pues bien, mi plato acaba de ser servido. Y, no dejaré que nadie se interponga en mi cometido.

Observo detenidamente los documentos en mis manos y una ligera sonrisa se extiende en mi rostro.

—La paciencia a fin rinde los frutos—murmuro para mí. La paciencia combinada con algunos movimientos perfectos para acelerar el resultado.

Los Harrison al fin están donde los quería.

En la m*****a calle.

—¿Cómo quieres que procedamos? — cierro la carpeta y me reclino en la silla de mi oficina ubicada en el centro financiero de Nueva York. Los ojos oscuros de Kamal, mi mano derecha me mira expectantes.

—Consolida todas las acciones en venta a Spinster Enterprise, Holding.

—Lo siento, Gala. Creo que escuche mal—dice abriendo sus ojos—Dijiste. ¿Consolidarlas?

Me rio entre dientes y cruzo mi pierna haciendo que, mi vestido rojo, se suba un poco más. Lo cual distrae a Kamal.

—Quiero las acciones de Harrison.

—Desde cuando nos interesa invertir en cadenas hoteleras.

—Desde que me interesa a mí—digo con simpleza—Necesito esas acciones en mi poder lo más pronto posible.

—Está bien—dice asintiendo.

La puerta se abre y veo con molestia, como Matías Spinster entra hecho una furia a mi oficina.

—Tú ¡Maldita zorra!

Lindo.

—Retírate Kamal—le hago un gesto sin inmutarme. Él, mira con desaprobación a Matías antes de irse y dejarme a solas con este ser tan detestable.

—¿Qué quieres, hijo? —digo la palabra haciendo énfasis porque sé que lo odia.

El hombre sencillamente me odia.

—¿Explícame por qué no has depositado lo que me corresponde este mes?

—Lo hice, tal y como lo estipula el testamento, Matías—chasqueo los labios—Si dejaras de meterte tanta m****a, te darías cuenta de que el mundo no se detiene contigo y que te gastas todo lo que te corresponde.

—¡Todo esto me corresponde! —grita antes de mirarme con desprecio—Tú envenenaste a mi padre contra mí y por eso él te dejo todo—me señala—No eres más que una m*****a perra que apareció y lo engatuso para quedarse con lo que, me corresponde por derecho.

Pongo los ojos en blanco.

—Deja de repetir lo que tu madre dice—él, me fulmina con la mirada—Jared me dejo todo porque yo trabaje a su lado codo a codo. Y, tú simplemente eras un niño mimado bajo las faldas de mamá. Que gastaba el dinero como si creciera en los árboles.

—Te odio.

—Lo sé—asiento sin perturbarme.

—Mira a tu alrededor Matías—hago un gesto—Yo, he triplicado la fortuna de tu padre en dos años. Si él te hubiese dejado todo, estarías haciendo compañía a los indigentes del metro—da un paso al frente y levanto la mano—No. No Matías, querido—digo en un falso tono dulce—Tengo la potestad de cortar tu suministro de dinero y si me pones una sola mano encima, no recibirás ni un penique de mi parte.

Me fulmina con la mirada y maldice.

Jared y yo estuvimos casados cinco años, en los cuales ambos teníamos un trato. Él me ayudaba a superarme y hacer algo con mi vida. A cambio de algo sencillo. Compañía y compresión. Algo que no tuvo en su matrimonio de treinta años y tampoco por parte del parásito de su hijo, que nada más veía en él un cheque en blanco. Matías se gastaba todo en putas y drogas.

Lo sigue haciendo.

Es un tipo patético.

—¡No es tu dinero! —grita—Mataste a mi padre después de engatusarlo.

No sabe absolutamente nada.

Sin embargo, no es sorprendente que me acuse de matar a Jared. Como si fuera posible. Yo, ame a Jared a mi manera. A pesar de nuestra diferencia de edad, ambos cultivamos una hermosa amistad y convivencia. Éramos dos almas solitarias con el corazón roto.

Lo acompañé hasta que dio su último aliento de vida.

Fue mi mejor amigo.

Miro a la cucaracha que tengo en frente.

—Por supuesto que es mi dinero—replico—Jared así lo dispuso. Tu padre—ladeo un poco la cabeza—Mi esposo—muevo la silla de un lado al otro—Ahora. Si me disculpas, tengo trabajo que hacer y me estás quitando mi valioso tiempo.

Me mira y se ríe con desprecio.

—Te crees una mujer de nuestro nivel y clase. Y, no eres más que la prostituta de un bar de mala muerte.

Aunque su comentario me cabrea y quisiera darle un bofetón. No le demuestro ningún sentimiento. En cambio, le sonrió con suficiencia.

—No es un secreto que solo era una camarera, pero eso ya lo saben todos. Tu padre fue muy amable conmigo. Le di lo que en tu casa no—me pongo de pie viendo como boquea como un pez—Ahora lárgate de mi oficina o no tendrás ni un penique de mí y deberás aprender a trabajar.

—Esto no se queda así—señala—¡Impugnaré el testamento!

Pongo los ojos en blanco.

—Seria ¿Qué? ¿La tercera vez? —miro mis uñas perfectamente arregladas—No gastes tu dinero, es esa estupidez Matías—lo miro—Sabes que estás perdido.

Mi móvil suena y miro hacia abajo para ver el nombre de Emir.

¿Este hombre no se cansa?

Estúpido árabe. ¿Cree que puede comprarme?

Clavo mi mirada en el hijo de mi difunto esposo.

—Lárgate Matías—digo ya sin paciencia—Es lo mejor.

—Esto no se queda de esta manera.

—Como tú digas—digo aburrida de su berrinche.

Sale de mi oficina dando un portazo dejando claro su descontento.

—Maldito niño mimado.

Mi móvil suena de nuevo y le doy desviar.

Acaso los hombres no entienden cuando una no está interesada más.

El teléfono de mi oficina suena y lo cojo.

—Gala. El señor Adsuar quiere hablar con usted—Alana, mi asistente me informa.

—Dile al señor Adsuar que estoy en una junta y me es imposible responder—evito resoplar—No estoy para nadie en lo que queda de tarde, a excepción de Kamal—anuncio —¿Entendido?

—Así se hará.

—Bien.

Cuelgo y resoplo. Emir Adsuar puede ser algo insistente.

Alejo los pensamientos de Emir y Matías para tomo de nuevo la carpeta que Kamal, muy solícitamente, me ha traído hace un rato.

Fueron diez años alimentando el rencor y odio por esa familia. Dedique todos mis esfuerzos en mantenerme al tanto de los movimientos de los hoteles Harrison y al fin poder cobrarles la deuda que tienen conmigo.

Sobre todo, él.

No puedo esperar a verles la cara a cada uno de los culpables de mi desgracia.

Veremos quien tiene más poder ahora.

Dejo a un lado los documentos y me ocupo de todos mis pendientes, sin embargo, me encuentro pensando un poco en mi pasado.

No hay nada que no pueda hacer si estás conmigo.

Eres lo que me mantiene cuerdo en medio del desastre que vivo cada día en mi casa.

Doy un golpe seco a la mesa y respiro profundo alejando las palabras falsas de él. Las únicas verdaderas fueron las últimas que me dedico antes de darme la espalda, su madre también tenía mucho que decir.

No eres buena para mí.

¿De verdad creíste que estaría con alguien como tú?

Nunca dejaría que un hijo mío estuviera con una marginal como tú.

Cada una de las frases están en mi mente como si hubiese sido ayer. Lo peor, fue lo que sus acciones desencadenaron en mi vida y la de los míos.

—Muy pronto—susurro—Muy pronto nos volveremos a encontrar. Y esta vez, las circunstancias no van a ser las mismas.

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