Capítulo XXXVI. Las amenazadas
Saqué ventaja de la presencia de Roger y pude escapar de Martha y sus malas intenciones, a llegar a mi alcoba me doy cuenta que Pablo ya está esperando a que yo llegase - cierra la puerta - le digo intentando controlar mi respirtación.
- Ambar mírate... ¿qué es lo que te pasa? - me pregunta mi gran amigo sin tener idea de lo que acaba de suceder.
- Solo haz lo que te digo, cierra la puerta y asegurala. ¡No quiero que nadie entre a mi recámara! - me dejo caer sobre el sofá y Pablo va a hacer lo que le he dicho.
- Ya está - regresa y se sienta a un lado mío - ¿Se puede saber qué pasó allá abajo? - me pregunta con sumo cuidado.
- Espera un momento - me pongo de pie y me dirijo al teléfono de mi habitación que está conectado a la línea de toda esta mansión de pervertidos y marco el código necesario.
- Diga mi señora ¿cómo es que puedo ayudarle? - me responde Ángel directo en su línea de servicio, al parecer no escuchó nada de lo sucedido.
- Quiero que investigues qué es lo que van a