- Y bien... - empecé a hablar una vez que la puerta estuvo cerrada con seguridad - ¿qué fue lo que pasó allá abajo? - pregunté y noté que Pablo y Ángel se miraron con sumo nerviosismo.
- Mi Señora... no creo que sea un buen momento para hablar de esas cosas, hay asuntos extremadamente delicados que se tienen que tratar, no son un juego y no deben estar al alcance de cualquiera - dijo Ángel haciendo referencia a que me lo diría una vez que estuviesemos solos.- Espero que tengamos el tiempo suficiente para poder actuar luego de que yo sepa todo de lo que debo estar al tanto - dije con seriedad, pues tratándose de una familia de dementes cualquier cosa puede pasar - ahora quédate con nosotros - le indico a Ángel - es una orden - compartirás la mesa con Pablo, con Amelia y conmigo - no estoy dispuesta a que uno de mis mejores aliados esté al alcance de Martha Boure.- Como usted lo ordene mi Señora - Ángel tomó asiento.- ¿Ya te sientes mejor? -