70. la historia tras las cicatrices
Estoy tan cerca, pero a la vez tan lejos, un paso eliminarían la distancia entre nosotros, incluso simplemente con levantar el brazo, en el centro de las flores de loto se encuentra ese pigmento rosa de la cicatriz, ahora paseo la mirada en busca de esas flores, encuentro seis en total alrededor de su espalda, estás tienen un tamaño aproximado como mi puño, comparado con su tamaño no es tan grande, pero para mí, si lo son.
Sin pensarlo estiro mi mano, sintiendo la necesidad de tocar para confirmar si de verdad se trata de una cicatriz como pienso, al momento que las yemas de mis dedos acarician esa zona Alessandro da un brinco al frente como si le hubiera puesto una braza ardiente.
Él se gira con brusquedad, sus ojos están muy abiertos y algo en ellos desaparece tan rápido al darse cuenta de que se trata de mí que no pude identificar que era, ladea una sonrisa, pero yo en este momento siento que perdí la dicha de sentir felicidad.
— Dania... no sabía que tenías tantas ganas de man