19. Casualidad
Alessandro.
— Ya déjala respirar un poco, cielos acabamos de salir de casa hace menos de una hora.
Stefan me lanza una mirada de molestia, esta al teléfono preguntando a una de las empleadas si su querida Renata ya bajo a desayunar, me da gusto por ellos, lo digo en serio, pero no puedo evitar que se me revuelva el estómago cuando noto el amor revoloteando en el ambiente.
— Oye... tengo hambre, tu hombre de confianza muere de hambre, me tienes trabajando en condiciones horribles.- Stefan pone los ojos en blanco y se concentra en el teclado de su teléfono.
— Pararemos en alguna cafetería para comprar café, ¿Te parece bien, su majestad?
— No, yo quiero unos huevos revueltos con tocino.- vuelve a mirarme, con esos ojos de molestia, no fuera Renata porque a ella si la mira bonito.— Uy ya, está bien un café me parece bien, con pan o galletas, tengo una dieta estricta y un hermoso cuerpo que cuidar.
Pone los ojos en blanco, le indica al chofer parar en alguna cafetería de paso y en cu