Miguel y Sasha caminan lado a lado hacia fuera del salón, sus pasos alegres y apurados. El sonido de risas y aplausos resuena a su alrededor mientras los presentes lanzan arroz sobre ellos, la pequeña tradición humana que simboliza bendiciones para la pareja.
Miguel mantiene su postura imponente, pero su mirada, al volverse hacia Sasha, está llena de ternura. Ella, por su parte, sujeta levemente la falda del vestido para no tropezar, con los ojos brillando de felicidad y emoción.
— ¿Estás bien? — pregunta Miguel, inclinando levemente la cabeza hacia ella.
— Siempre, si estoy contigo — responde Sasha, sonriendo, entrelazando sus dedos con los de él, sintiendo la seguridad que su presencia le brinda.
Al salir al exterior, la noche los envuelve con un manto de estrellas y una enorme luna llena plateada. La mansión está rodeada por filas de lycans que han venido desde diferentes partes del mundo, esperando por ella.
El ambiente vibra con una energía poderosa, casi eléctrica. Cada lycan pr