La música llena el ambiente, anunciando la entrada de la novia. Todos los ojos están enfocados en Sasha, rebosantes de alegría y admiración.
Es la primera vez que ocurre una boda humana entre dos lycans.
A cada paso que da Sasha, el vestido flota con gracia a su alrededor, y las luces suaves se reflejan en los cristales, haciéndola parecer una visión salida de un sueño.
Sasha siente el peso de las emociones mientras camina. Las lágrimas comienzan a rodar por su rostro. Está viviendo un sueño — uno que, hasta hace un mes y una semana, parecía imposible.
No solo está uniéndose a alguien, sino casándose, como esposa, como compañera, y asumiendo el puesto de Reina Lycan, la Genuina Lunam de una raza que ni siquiera sabía que existía. Y ahora es responsable, junto a Miguel, de todo un pueblo.
Su pueblo.
Sus ojos recorren el altar. En el escalón más bajo, Mariana le sonríe mientras las lágrimas corren por su rostro y una enorme sonrisa se dibuja en sus labios pintados de rojo.
Sasha le devu