LISSANDRA
La mesa estaba puesta, el olor a lasaña al horno invadía la casa, y el sol entraba suave por los ventanales de la cocina. Si alguien me hubiese dicho años atrás que terminaría viviendo esto... jamás lo habría creído. Una familia real. Risas, comida, y caos incluido.
—No olvides la ensalada —gritó Tiff desde la cocina, mientras Ethan aparecía con una bandeja de jugos naturales, y una fuente de ensalada haciendo equilibrio como un malabarista.
—Tranquila, hermana mandona. Ya está aquí —le respondió.
Ash cruzó el comedor con un gesto serio, pero yo lo conocía demasiado bien. A pesar de su compostura, estaba tenso. Y no por la comida, sino por los invitados del día.
Tomé su mano y lo llevé al despacho mientras Ethan y Tiff terminaban de poner la mesa, Erick era el encargado de las servilletas, cada plato debía tener una.
Entré al despacho y cerré la puerta, empujé a Ash hasta el sofá y me senté en su piernas, besé su cuello, su rostro, sus labios, suave y lentamente, cuando sen