Oleika y Malcolm se mantienen caminando a la expectativa de lo que sus ojos van a encontrar en cuanto pisen territorio de la manada Garra Dorada, no sabrían si todo había rendido frutos hasta subir al exterior.
Unos pasos fuera de territorio sub terraneo le dieron la respuesta.
Ella inspira de forma profunda tratando de contener el acelerado corazón que parece querer salir de su pecho.
“Tranquila, tranquila” se dice a sí misma al mismo tiempo que aprieta la mano de Malcolm. “Todo estará bien, absolutamente todo.”
En el instante en que llegan al territorio pueden alcanzar a distinguir que absolutamente todo se encuentra bañado en una capa de un rojo carmesí, anunciando de forma petulante el sufrimiento que se habían mantenido durante demasiado tiempo.
Incluso el aire se sentía pesado como si la densidad del aire se encontrara de nuevo en la misma esencia.
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