En la manada Luna Creciente, Clara se encuentra en su habitación tratando de controlar esa magia que recorre cada célula de su cuerpo, últimamente se había estado comportando de forma errática y poco convencional.

Esa pequeña lluvia que se había mantenido constante dentro de su ser, ahora se concentraba en el centro de su pecho, rodeando su corazón presionando una y otra vez de forma permanente, decidida y sobre todo inevitable.

Su mano se extiende y mueve los dedos decidida a mover una manzana, tenía semanas practicando, había leído que primero debía controlar el movimiento de la materia y eso haría.

Esa fruta que se encuentra jugosa, brillante y roja como la sangre, no se mueve ni un solo milímetro.

— Tú puedes Clara— susurra ella al mismo tiempo inspira y suelta el aire tratando de tranquilizarse — No puede vencerte en tu propio juego.

Las venas de la princesa comenzaron a hacer un ruido como de agua fluyendo por el rio, el cual resonaba en sus oidos.

—Es cuestión que lo sigas i