Capítulo 232.
La alegría y tranquilidad que inundó de forma instantánea a Rob y Oleika fue solo un momento porque después que decenas de desertores comenzaron a caer unos sobre otros en una zanja que se había improvisado de forma precavida tiempo atrás.
Rob y Oleika no previeron la inmensidad y la cantidad de desertores que estaban al ataque.
En ese momento, decenas de lobos comenzaron a tener el tiempo suficiente al ver que los de enfrente se los había tragado la tierra de saltar con suficiente fuerza para caer al otro lado y continuar con su ataque contra ellos.
Para este momento Rob ya se encontraba absolutamente curado pero mantenía siempre de forma consciente a Oleika detrás de él.
El lobo había comenzado a gruñir tratando de disuadirlos de atacarlo, ahora quería hacerles ver que estaba curado fuerte, y era mucho más peligroso que ellos, pero las criaturas salvajes no temían a nada además que eran muchísimos más.
Los desertores cobijados por la brisa helada que se colaba por los pequeños espa