— ¿Qué tengo que hacer para que me ames? para que me mires como en aquellos tiempos cuando nada de esto existía, cuando solo estaba nuestro amor.

La voz de Malcolm o de quien fuera que estuviera frente a ella con la imagen de su amado mate estaba inundado en la inconsciencia de sus pensamientos.

— ¿De... que...— Oleika no podía hablar, su garganta cada vez se encontraba más irritada y cerrada ante la presión de la magia rodeando su cuello.

— Ah sí — dice Malcolm con desdén— no puedes hablar ¿verdad?

En ese momento con un solo movimiento de su mano Oleika sale disparada cortando el aire para caer de lleno en contra de una roca que se encontraba al fondo de la cueva.

La pelirroja comienza a jadear desesperada por llenar de aire sus pulmones, cayendo de rodillas en el suelo.

— ¿Qué demonios te pasa?— dice ella al mismo tiempo que aruña la tierra desesperada, había visto la muerte muy cerca de ella, demasiado cerca para su gusto.

—Dime ¡¿Por qué aún en medio de la muerte…— gritó Malcolm