Capítulo 122.
Oleika observa la imagen que le regresa el espejo, y traga saliva, después de esa experiencia tan revitalizante, su cuerpo está ansioso por más…

Mas contacto, mas caricias, mas sexo… Sentir que realmente sí existe.

Después de haber llegado a la posada y entregar la carne y colmillos del gato gigante a cambio de alimento y dos habitaciones, el posadero cerró por completo el lugar dejándolos completamente solos en el lugar, ella había pedido que ambas habitaciones estuvieran en extremos contrarios del lugar.

El posadero les había puesto agua caliente en las tinas, pero Oleika no podía olvidarse de esa sensación de hormigueo en todo su cuerpo.

Observó su piel, sus curvas, estaba solo cubierta con poca lencería, un vestido de noche especial para una noche llena de locura.

“Tranquila” pensaba ella después de todo esta sería la primera vez que ella iniciara con un encuentro sexual, pero es que su cuerpo no lo soportaba más era como una olla a punto de explotar.

Al abrir la puerta se encontró
Alana Aguilar

... ¿Segunda parte?... Alana Aguilar.

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