Trabajo aquí desde hace años, cometí errores como todo ser con razonamiento, ninguno muy serio o relevante para que mi trayectoria profesional se vea afectada, nada pasó de unas llegadas tardes o un café en el suelo… Acabo de cometer la peor falta que pude imaginar a un socio de mi jefe/padre.
Muero de vergüenza, bajo la cabeza y pienso en las palabras correctas para disculparme por mi boca suelta, no puedo hablar, expresarme es difícil cuando literalmente acosé sexualmente a un hombre.
— ¿Qué dijo? — el que parece ser un guardia me acorrala contra la puerta de la oficina.
No puedo verlo sin tener el rostro igual de rojo que una jodida manzana.
— Repita lo que dijo, mi jefe no es paciente.
Fuerza, Gianna, que la pena no gane contra alguien como tú.
— Dije que su jefe tiene buenas nalgas ¿Está mal? — la embarré más, ahora volví esto unas putas arenas movedizas.
Enfoco al gorila con grandes ojos negros; es mucho más alto que yo, no tiene cabello lo que me permite ver mi reflejo en esa